El precio de hacer lo que hago, es decir, lo que me da la gana, normalmente cosas políticamente incorrectas y con alcohol de por medio, es el rechazo social.
Que no es otra cosa que tu decisión de hacer lo que quieres de la forma que mas te gusta, origina que la sala, el grupo o la sociedad si quieres, te rechace. Mejor dicho, que sujetos concretos de esa sociedad te rechacen.
Pero no entremos con tecnicismos. Empecé a plantearme como evitar ese rechazo. Como hacer lo que quieras sin que haya gente que te rechace.
Me di cuenta de que la mejor manera de evitarlo es siendo muy cauteloso con lo que haces y dices. Que cada vez que vayas a hacer algo mires bien a izquierda y derecha antes de cruzar.
No, miento, en realidad la mejor manera de evitarlo es no haciendo absolutamente nada.
Si jamas haces nada de garantizo que nunca nadie te rechazará.
Pero, ¿merece la pena intentar evitar el rechazo?, ¿merece la pena renunciar a ser todo lo que podrías llegar a ser por evitar el rechazo?.